En cuestión de unos tres meses aproximadamente,
he escuchado dirigidas a mi persona, para no caer en dramatismos las llamaré. Advertencias.
Todas ellas hechas —De esto, no tengo la menor duda— por mi bien. Incluso
de posibles consecuencias físicas graves, por ejemplo; Hay individuos que no
tienen miramientos, pero si pistolas y puños o está otra: Cualquier día te va a
caer una... Etc.
Bien, muy bien. ¿a ese punto hemos llegado?
Pues, una vez dicho esto. Mi respuesta es la
siguiente:
Cuanto más; más me convencen de mí; RAZÓN.
Cuanto más violento mejor; demuestran que tan solo tienen un argumento; LA
VIOLENCIA. Y seguiré disfrutando de orgasmos psicológicos cada vez que los vea
enfurruñarse por airear el fétido olor que desprende la dinastía borbon o me
apetezca decir lo que me dé la real gana.
Mi estimado o no, bueno en
verdad poco, Mejor dicho, mi despreciable enemigo.
Me gustaría haceros una
pregunta; ¿NO SE OS CAE, LA CARA DE VERGÜENZA?
¿Vosotros, os autodenomináis
garantes de los derechos adquiridos? Pues os diré lo que sois, simple
colaboracionistas de la nueva esclavitud. Sois aquellos capataces de color que
a cambio de cuatro limosnas controlaban a sus hermanos. ¿Podéis dormir tranquilos?
O acaso os queda un resto de conciencia, Sois simples vasallos de reyezuelos de
tres al cuarto (Pérez, Mir, Botín, Garamendi, Ortega, etc.) Sí, Nicolás Redondo
y Marcelino Camacho, levantarán la cabeza, harían como hizo Jesucristo con los
mercaderes.
Es muy fácil, intervenir en
grandes empresas (bueno eso de intervenir, es solo una ironía) donde la gran mayoría
de plantillas están compuestas por trabajadores fijos, con cierta antigüedad y
poco tienen a perder. Pero ¿Por qué no, estáis en pequeñas empresas donde
realmente hacéis falta? Habéis permitido la precarización extrema del mercado
laboral, a cambio de sedes faraónicas, subvenciones a costa de los impuestos
que pagamos todos los trabajadores y alguna liberalización, que para más inri
algunos aprovecháis para trabajar en otros menesteres.
¿hablamos
de turismo?
Seguramente algunos, os habréis
echado las manos a la cabeza, cuando Alberto Garzón dijo aquello de que el
turismo no tenía valor añadido. Hubo una tormenta de datos; que, si
representaba el 15% del PIB, que, no sé cuantos millones de empleos, etc. Pero
todos sabemos que sí, él no tuviera razón, seguiría representando el 15% de PIB,
pero este no seria de un billón de euros (no soy economista y no se las
cifras exactas) pero de lo que vosotros y yo que soy un simple currante, estamos
seguros, es que si estuviera controlado y aflorara el dinero en B, no
seria de un Billón, sino cercano al Billón y medio, y en
cuanto al empleo, quizás sería menor (cosa que dudo) pero las personas vivirían dignamente y sobre todo sin miedo.
DE ESTO SOIS CULPABLES POR
OMISIÓN.
¿QUÉ TAL, DE LA CONSTRUCCIÓN?
¿Qué
tenéis que contarme sobre la burbuja inmobiliaria? Y de un par de generaciones
perdidas. CULPABLES DE UN DELITO
DE OMISIÓN DE DEBERES
Bueno,
seré un poco benévolo y no hablaré de la situación laboral en las industrias AGRARIA Y GANADERA. Mejor lo dejamos para mejor ocasión ¿Verdad?
En fin,
voy a parar aquí. Pero solo por hoy.
Solo
espero, que ninguno de vosotros tenga la desfachatez de contarme cuentos.
Hace algunos años
conocí una persona cuanto menos peculiar, en su forma de actuar y pensar. En
esa época tendría yo, unos diecisiete años más o menos, una enorme curiosidad y
un sinfín de dilemas por resolver. Uno de ellos concernía a la etiqueta que se
les atribuía a las personas, según pensara y/o hablara.
En cuanto a la persona en cuestión se cruzó en mi camino en el lugar de
trabajo, al cual unos meses atrás me había incorporado. Desde un primer momento
despertó mi curiosidad sus ideas y forma de exponerlas, además de su
individualismo. Aunque cierto es, que respetaba al responsable del departamento
y en consecuencia, las reglas dictadas por él.No obstante esto se limitaba a lo estrictamente laboral. Su relación con
los demás compañeros era, digámoslo así «cordial» Con respecto a la
opinión sobre él existían dos corrientes muy definidas, una de ellas de tono
más moderado que le consideraban sencillamente «raro,
confundido» por otro lado estaban los
autoproclamados «españoles de bien» de
estos, el piropo más suave que escuché fue; «ese es un
terrorista» claro está, que en aquella época aún y en
su particular diccionario no existía la palabra «Independentista»pues de ser así, seguramente hubieran
utilizado este adjetivo de forma peyorativa y como sinónimo, tal y como ha
ocurrido desde el momento en que se puso de moda serlo.
Pero, volvamos al principio.
Como ya he mencionado en el primer párrafo, mi curiosidad y las dudas sobre
cuestiones identitarias, eran considerables. Tras escuchar varias disertaciones
sobre dicha cuestión y a pesar de que en aquel momento no las compartía, sí me
provocaron intención de saber el porqué de ellas. Aprovechando unas
circunstancias favorables, decidí preguntarle:
¾¿Por qué dices que no te sientes español?
Hoy equivaldría a preguntarle ¿Por
qué eres independentista?
Meditó unos segundos, mientras me miraba con
escepticismo. Me respondió con otra pregunta.
--¿Y tú, por qué, piensas o sientes que lo
eres?
--Pues entre otras cosas, porque nací aquí y
es lo que me han enseñado --fue mi respuesta.
--O sea, no lo has aprendido, te lo han
enseñado ¿Es así?
--¿Es lo mismo, no?
Su semblante se transformó y en
un tono acorde a la seriedad que este había adquirido, me soltó el siguiente
discurso.
No te confundas, no es lo mismo.
En cuanto al hecho de que no
me sienta español, no quiere decir ni que esté en contra de todas las personas
que si se sientan, ni que yo me considere vasco ¿Sabes que nací en San
Sebastián, no? No creo en fronteras, reyes, ni en banderas. Y menos aún en un “país” el
cual, te roba un año de tu vida, en una etapa de esta que es crucial, me
refiero a eso que llaman «servicio a la patria»
pero, que es un pago/castigo
por haber nacido dentro de lo que llaman su territorio. Dicho esto hizo un
pequeño inciso para preguntarme;
--¿Tú aún no has hecho la mili, verdad?
Sin darme tiempo a contestarle,
prosiguió con su parlamento.
Yo, ni puedo ni mis principios
me lo permiten sentirme parte de una sociedad, que a aquel que piensa diferente
le llaman terrorista y a un uniformado borracho y meón. Ahora te explico el
porqué de estas palabras. --tras este inciso, prosiguió --, como te iba diciendo, a ese tipo de
personajes hay que llamarles como mínimo de usted por el simple hecho de llevar
uniforme y tener en la gorra una o más estrellas. Te cuento algo que vi con mis
propios ojos «Yo cumplí mi correspondiente pago/castigo en
el CIR 10 de Zaragoza, un día estando en la explanada junto a todos mis
compañeros de reemplazo en formación para escuchar lo que ellos denominan la
orden del día. Yo por mi estatura estaba en primera fila, frente a mí, el
oficial de día, un teniente de unos cincuenta y tantos. Pues bien tuve que ver,
como el individuo se bamboleaba sin poder mantener la posición de firme, tal era
su borrachera a las siete de la mañana y no acaba ahí mí, sorpresa/vergüenza
ajena, ya que el susodicho se orinó encima»
No puedo sentirme identificado
con un, llámalo país, si quieres. En el que se permite que un individuo, por el
simple hecho de que en su hombrera luzca un distintivo. Se tome el privilegio
de humillar a personas que le doblan en, tamaño, conocimientos, cultura y
educación.
Ni puedo, ni debo y aún menos
quiero identificarme con un territorio donde se glorifica a un terrorista, que
lo es tanto como los de ETA. Le nombran como el generalísimo y su excelencia,
¿sabes a quien hablo, cierto? --asentí con la cabeza y aproveché la ocasión
para lanzar una pregunta o más bien una aseveración.
--Pero, yo he escuchado que tú defiendes a HB.
Tras soltar una irónica sonrisa,
y respirar profundamente, reanudó su “mitin” con una pregunta.
--Suponiendo que yo acepte que España es un
país, crees tú que está unido? Te voy a contestar yo. Dando por bueno lo
anterior, te diré mi opinión sobre lo que debe ser un país. «Un país según mi concepto es semejante a una familia, en ella, cada
miembro tiene su opinión, sus ideas, sus aspiraciones. Que podrán gustar más o
no gustar nada, pero un hermano jamás trataría de forma peyorativa a otro
hermano por pensar distinto y menos aún le llamaría asesino o delincuente, como
ocurre en España con respecto a los vascos e incluso a los catalanes. Aun
siendo esto lo más grave, hay otros indicadores, como por ejemplo dos hermanos
nunca se aliarían para humillar a un tercero, algo parecido para lo que se
utilizan varios típicos tópicos o tópicos típicos. Fíjate bien en lo que dice
mucha gente en el resto de España sobre los andaluces o los que algunos
andaluces junto a otros promulgan sobre los castellanos-leoneses, etc.
Podría continuar, con ejemplos
sobre la educación cultural y cívica, o alguno sobre la xenofobia, etc. Pero creo que es suficiente por el momento.
Tan solo una cosa más te diré
--partir de aquí, me puedes poner la
etiqueta que mejor te parezca. Me importa un bledo la que tú me pongas o la que
me hayan puesto los demás.
Hoy después de muchos años, no
sé por qué motivo me ha venido a la memoria aquel mitin.
Quizás sea porque ahora que al
fin se puso de moda el independentismo como adjetivo descalificativo, Ya no nos
llaman terroristas, han incluido en
su diccionario particular varios términos para etiquetarnos; «Independentista, separatista,
secesionista, apátrida, golpistas etc»e incluso se han inventado un par de mantras que repiten cual cotorras; «Mira tú DNI o Sí no te gusta, ancha es la frontera coge el equipaje y
vete»
En deferencia a esas mentes «Tan
pensantes y tolerantes» No solo les dedico las anteriores palabras,
a las que podría añadir ejemplos vividos en personas o desagravios en propias
carnes, pero seré benévolo, y les dedico con todo mi cariño las siguientes.
«Dicen,
murmuran, rumorean, existe el tópico, parlotean, que quizás, tal vez, a lo
mejor, posiblemente, nos recomiendan que: deberíamos pensar, meditar, pergeñar,
cavilar, estudiar a todos aquellos que creen, sospechan, imaginan, suponen que:
por una u otra razón no nos gusta lo que vemos. La posibilidad de: dejar,
salir, abandonar, irse, ausentarse, trasladarse, largarse, marcharse, de este
territorioque aseguran, certifican, afirman, aseveran que es suyo.
Pero no saben, entienden, comprenden, perciben, intuyen que: hace ya
muchos años que ni estamos y mejor que no nos esperen.
En mi caso particular desde mi juventud más temprana, cuando; descubrí,
destapé, desenmascaré. El bote de las esencias y percibí olores plenos; en
falacias inundando mi nariz de fétida hediondez»
Para finalizar solo una cosa les
propongo:
Pónganme la etiqueta que les
plazca. A mi plim. Me importan menos que el orín de un perro. Sean felices con
su… y dejen vivir en paz a quien no piensan igual que ustedes.
1.
m. Conocimiento que se da, generalmente detallado, de un hecho.
2.
m. Narración, cuento.
Y
yo, sin saberlo resulta que vivo en; “el país de las maravillas” o “el de nunca
jamás” o tal vez en “Albanta al revés” como diría aute. Para la desgracia del
común mortal, se ha puesto de moda, eso del “RELATO”, e insisto en lo de “para
desgracia”. Ya que al parecer algunos tan solo se han leído la última
definición y nos relatan un “país” que solo en su imaginación y/o ambiciones,
existe. Se amparan en el relato/ficción, haciendo uso de un indecente
libertinaje de expresión, que no es ni parecido a la libertad de expresión,
y aún más grave, sin ningún tipo escrúpulo mercadean con nuestro derecho a una información;
veraz, completa y objetiva. Tras
esto y sin ningún tipo de duda, faltaría más. Pueden y deben expresar su
particular opinión.
Uno
y otros nos cuentan cuentos, permítanme la redundancia y uno tras otro,
tratándonos como a simples “robots” a los que programan o quizás sea porque nos
consideran inocentes niños a los que se les puede engañar en su cándida
ignorancia. Nos “cuentarón” sus patrañas en temas transcendentes como: “La
modélica transición”, La OTAN, Monarquía, Euskadi, Cataluña, amnistías
fiscales, las disimuladas subvenciones a la banca privada, etc, etc… Se “olvidaron”
del usar la primera definición. Al ocultarnos como y quien cocino el
tristemente célebre 23F.
Y
siguen…
Los
poderes facticos están decididos a aprovecharse, como dice el tópico “la ocasión
la pintan calva”. Es sencillamente deplorable leer la prensa, ver la
televisión, escuchar la radio o intentar evadirte en las redes sociales. Relato/ficción
mezclado con los que ellos vienen a llamar “post-verdad”. Distintas palabras,
mismo método, igual fin: Proteger a unos
pocos, asustando a unos muchos.
Grandilocuentes
titulares, aprovechando la lamentable actualidad:
·¡SE HUNDE LA ECONOMIA, CRISIS, CRISIS, CRISIS!
·LAS EMPRESAS NO PODRAN AGUANTAR LOS COSTES.
·HABRA CIERRES.
·EL ESTADO NO TIENE FONDOS SUFICIENTES HABRA
QUE APRETARSE EL CINTURON. PERO EL ESFUERZO HA DE IR ENCAMINADO A SALVAR A LAS
EMPRESAS,
·HAY QUE SALVAR LA ECONOMIA A COSTA DE LO QUE
SEA.
·LAS COLAS DELANTE DE LOS COMEDORES SOCIALES
SON INTERMINABLES.
·AUMNETAN LOS ROBOS.
·HAY DEMASIADOS INCIVICOS.
Es
evidente que no es baladí la gravedad de la situación actual, pero no pre-apocalíptica.
Cierto es que TODOS Y CADA UNO, tendremos que hacer sacrificios. Pero, TODOS Y CADA UNO.
Quizás
“El común mortal” el más complejo que debamos hacer sea; discernir, entre CUENTO o RELATO.