Se detuvieron junto a la barandilla del mirador. A sus pies,
rompían las olas contra el acantilado.
Para Pedro, la visión del rompeolas,
reflejaba lo que ocurría en su mente. Su timidez era pétrea como las rocas que
las olas intentaban desgastar.
Giro su rostro, cerro sus ojos ante
el envite de una impetuosa ola, después, en sus labios sintió una cálida y
salada humedad.
Tardo unos segundos en abrirlos, lo que parecía una ola, era
la mirada de unos verdes ojos y lo que humedeció sus labios, un ardiente beso
que erosionó su timidez. A continuación, fue él quien se sumergió en la
profundidad de aquella mirada y sus labios en los de ella.
SE TE OLVIDO O ¡NO!
En cruenta lucha
un pedazo de mí
arranqué.
en carne viva
el alma dejé.
Hoy, que llego tarde
Allí donde nada ocurrirá,
o demasiado pronto,
donde todo ya
ocurrió.
Te sientas a mi lado,
las mejillas heridas
con ternura limpias.
.
Me dices:
sanarán y cicatrizarán,
que nunca dude
de nuevo ponerlas.
Me recuerdas,
para que el dolor
presente no esté;
aquellas lecciones
de resiliencia,
que mostraste
con paciencia.
A mi memoria vienen:
tu firme mano,
cuando iba a caer
de aquella bicicleta primera,
las partidas de ajedrez,
en ellas,
del juego y la vida
los entresijos aprendí
Pero se te olvido o ¡¿no?!
Tal vez porque tú,
en plena e intrínseca humanidad,
siempre te mostrabas.
Quizás porque tú,
tampoco sabias.
Pero…
No me adiestraste
en ese juego que muchos aprendieron.
Se te olvido o ¡no!
Enseñarme
al escondite jugar.
Benet da Silva 21 de marzo 2020
EN EL JARDÍN
En mitad de la vereda,
de pie, mirando al
horizonte.
Desnudo ante mí,
dejando que el sol
bañe mi piel.
Rompiendo mi soledad,
la brisa del mar.
Abriendo mis ojos
al perfume de la vida.
Aquí, justamente aquí,
en el jardín de la vida,
erguido aún estoy.
Una miscelánea de flores
en las orillas entonaba,
su sinfonía de colores sin
fin.
Rojos de pasión
con fragancia de amor.
Amarillos,
anunciando un adiós no
esperado.
Delicados violetas,
verdades, me hacen intuir.
Blancos deslumbrantes
de sonrisas sin descubrir.
Insinuantes verdes,
esperanzas maquillan.
Serenos azules
del alma, alentadores.
Amenazan también,
grises,
en el horizonte
No sé,
sí un sueño fue,
o
sí tal vez divagué.
Pero
vi que,
la
vereda continua.,
Y aquí, justamente aquí,
al final de lo caminado
y en el principio
de lo no andado.
¡Comprendo!
QUE VIVIR
¡ES SEGUIR...!
Benet da silva 09 de junio
de 2021
EN SUS LABIOS....
CON UNA SONRISA
Al llegar el anochecer, Javier observaba como caía el relente y el brillo que desprendían las gotas al recibir la luz del foco exterior, en momentos desviaba su mirada hacia la valla que cercaba el corral de las cabras.
«aborrezco a esos sucios animales y su deleznable olor», pensó.
Además,
de robarle su libertad, le apartaron de Gabriel, a pesar de intentar suadirlo, de
que no se bebiera la leche cruda. De nuevo se centró en la caída del rocío con
el fin de apaciguar su nerviosismo, había decidido no perpetuar su soledad y hoy,
volvería a contemplar, el rostro de su amado querubín y su tierna mirada.
Se encaminó a
la mesa, engulló los somníferos y se tumbó en la cama, y en su último sueño,
pudo preguntarle:
―¿me recuerdas?
Un
beso de Gabriel fue la respuesta.
La mañana
siguiente encontraron su cuerpo sin vida, en sus labios una mueca parecida a
una sonrisa.
BAILAN LAS PALABRAS
Bailan las palabras
Verde extensión
frente a mí,
en ella, el ufano sol
al igual que narciso
busca su reflejo.
Un destello de brillo
cierra mis parpados.
Me pierdo,
y no sé,
si es el mar,
o son tuis ojos
lo que describo.
Ante mi
bailan palabras,
jactándose en histérica
coreografía,
que son ellas
la exacta definición
del amor.
Se mezclan,
van, vienen,
componiendo una burlesca
amalgama de palabras
sin sentido alguno.
Y ya, no sé,
si estoy…
Despistado
dispestado,
dospidtade,
despastido,
potistado,
tepistado.
Pero al despertar, supe que;
tan solo tus ojos,
pueden reflejar
el brillo del amor
de tan exacta manera.
Y que la definición
del amor…
en tu mirada está.
Benet da Silva 15 de abril de 2020
LA DESCONOCIDA
LA DESCONOCIDA
dejaba de pensar en el último carnaval. Además de la afonía causada por el exceso de euforia, el rubor coloreaba sus mejillas solo recordar la bacanal en la que se vio inmerso con aquel deslavazado grupo por el que se había dejado enrollar. Sin embargo, esto solo hubiera sido una anécdota más, de no ser por la mirada de aquellos ojos verdes en los que la pasión acercaba sus iris a esa especie de istmo que une la nariz a la frente y se había grabado a fuego de manera indeleble en su memoria.
PUNTO DE INFLEXIÓN Laura continuaba con su nueva vida, la cual comenzó aquella noche cuando se cruzó con la imagen que reflejaba de ella, ...
RETAZOS
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Cata de vinos 25/04/2014 413039338969015.1073741831.1375208852752064&type=3
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Hoy por el blog crónicas gourmet me entero de una novedosa, al menos para mi lo es, forma de cocinar alimentos sobre bloques de sal...