NUEVOS CAMINOS
Como cada domingo y con
puntualidad inglesa, nos reunimos en torno a la mesa, aunque, en esta ocasión, no
era solo un encuentro familiar, ya que, se agregaron varias amistades.
Todo
empezó una mañana mientras pedaleábamos, mi hijo y yo. De pronto él detuvo el
paseo y expreso el deseo de sentarse a descansar a la sombra de unos pinos. Fue
cuando me propuso rizar el rizo en el menú dominical del siguiente fin de
semana, su descabellada sugerencia consistió en un duelo culinario, dada
nuestra común profesión, con la premisa obligatoria de que uno de los platos
debía incluir garbanzos.
Conforme
iban sucediéndose los platos, el gesto satisfacción entre los invitados era más
evidente. En particular cuando degustaron la elaboración cuyo ingrediente
principal era unas hojas tiernas de parra, además del maridaje de cada plato,
con distintos tipos de hidromiel, bebida considerada como la precursora de la
actual cerveza. Los comensales emitieron su veredicto. En esta ocasión no dolió; «la cuña
de la propia madera»
¿y SI APREDIERAMOS...?
La batalla más dura de la operación
tormenta del desierto
Aquel
día transcurrió tenso a causa de varias escaramuzas, en el hospital no paraban de
llegar heridos, alguno de ellos con impactantes heridas y en grave estado.
Cuando
al fin llegó una cierta calma, miraba a su alrededor con pesadumbre debido a
las dantescas imágenes: Rostros desfigurados, muñones donde anteriormente había
piernas o brazos, cuerpos apenas adolescentes condenados a perpetua postración y
la sensación de vacío en sus miradas, estaba tan ensimismado en sus
pensamientos, que no se percató de que tiraban de su bata. Era un adolescente
de unos dieciséis años, de apariencia vivaracha y que le mostraba un pequeño
reguero de sangre en su pierna. Tan solo reaccionó al escuchar:
— Americano,
americano.
Al
conseguir su propósito el chico se calmó y Santiago intentó explicarle que no
éramos americanos, en ese instante apareció un enfermero iraquí que intentó
llevárselo, pero Santiago le detuvo y en inglés le interrogó sobre aquel
pequeño personaje, la única respuesta que obtuvo fue un encogimiento de
hombros. Entonces, le pidió que le ayudara a saber más de él.
El
muchacho observaba atentamente como si comprendiera. Sonrió y dijo en inglés:
— Americano,
yo solo, yo puedo explicarte.
Tras
decir esto, le pidió que le curara.
Santiago,
al ver la levedad de la herida, pensó;
“Seguramente le duela más nuestra impasibilidad que su pierna”.
Sin
haber salido aún de su asombro, se dispuso a curarlo, en ese instante su joven
paciente le pregunto:
— ¿Cómo
te llamas?
— Santiago. — Respondió
él
Seguidamente,
el chico, a modo de presentación y tendiéndole la mano, añadió.
—
Yo, Hakim. —
Me
limitaba a ser mero oyente, pero incluso en ese momento aún notaba en su expresión la fascinación que había
causado la actitud de Hakim, esta rompía todos los
esquemas que la distancia y el desconocimiento alimentaron.
Hakim prosiguió con su interrogatorio.
—
¿Por qué?
—
¿Por qué, qué? Balbuceo como respuesta, mi amigo.
—
¿Por qué queréis ser héroes?
Le
espetó y sin darle opción a contestarle, añadió.
—
Antes de venir vosotros, yo iba a la escuela, estudiaba, aprendí idiomas. Por
eso puedo hablar contigo en inglés. Tenía; padres, hermanos, amigos. Todos los días
comía y por las noches dormía en una cama. ¿Me lo puedes explicar?
No
había en aquellas palabras ni el más mínimo rastro de reproche ni odio, eran tan
solo palabras implorantes de explicaciones.
Ante
la muda respuesta de su interlocutor, continuó con su discurso.
—
En las calles me han dicho que habéis venido a salvarnos, pero a mí me parece
que es mentira.
La
profundidad de la conversación y aquella forma de expresarse inusual en un niño
de su edad, le obligaron a hacer mayor esfuerzo en concentrarse para poner de
manera adecuada la venda. A su lado yo percibía su tensión y además se me
contagiaba. Santiago
Intentó darle una explicación, lo más sincera
posible, dijo:
— Nos
contaban que en este país había poderosas armas químicas y eran una amenaza
para el resto de la humanidad. Qué vuestros gobernantes querían provocar una
guerra.
— Entonces,
¿por qué nos hacéis daño a nosotros? —hubo un leve silencio y prosiguió— ¿Y tú, por qué estás aquí? ¿Por qué te hiciste soldado?
Esta
vez, no le cogió tan de sorpresa la pregunta y respondió al instante
— Vi, un anuncio
en televisión, en el que decían que estaríamos al servicio de la paz y la
libertad, que podríamos ayudar a personas que lo necesitaban.
Durante
un breve instante se hizo el silencio, sus miradas se cruzaron y el niño
sonrió. Su sonrisa denotaba comprensión y complicidad, esto nos causó
desconcierto y aún más cuando él dijo:
—
Ahora lo comprendo, los dos somos víctimas de mentiras…
Aquellas
palabras fueron el detonante de la batalla más dura a la que se había
enfrentado Santiago, desde el inicio de aquella barbarie. En sus pensamientos
combatían por imponerse; la conciencia: «¿¡Cómo puedo participar de esta
farsa!?», y la razón: «Necesito un trabajo estable».
UN SIN SENTIDO
Diálogos desde la absurdez
Aburrido andaba el
relativismo, uniose a la inconsciencia y ambos buscaron a la incoherencia.
Decianse…:
—No tengo
tiempo de pensar, solo actúo o hablo. Si los otros se lo toman a mal, no tengo
la culpa — manifestó la inconsciencia.
A
continuación, la incoherencia dijo:
—Pues
yo no tengo responsabilidad alguna, todo depende de lo que los demás interpreten.
Y
después el relativismo aportó su peculiar opinión
—Todo
es relativo…
Dio la casualidad de que el
escepticismo paseaba cerca de ellos, se detuvo y expresó su “modus vivendi”
—Dudo
que eso sea como vosotros decís, tendréis que demostrarlo.
La conciencia los observaba
en silencio y dejándolos hablar. Ninguno de ellos percibió su presencia hasta
que esta habló:
—a
ninguno la razón os falta, pero a posteriori habrá que atenerse a las consecuencias
Y colorín colorado, este
absurdo escrito se ha terminado… O quizás no
o tal vez sí…, es posible que ni lo pensara, así
que… interprétenlo como más les guste, ya que todo está condicionado a su estado de ánimo
SEGUIR CAMINANDO
Blanquean sienes,
suelas gastadas
en inertes caminares,
ilusiones troceadas
por cuchilladas de realidad.
Palabras perdidas
en sordas cegueras,
fuerzas mermadas
en descarnadas causas.
Cómplices de ida y vuelta,
dejando huellas
debajo de la piel.
Blanquean sienes,
fugaces triunfos,
pies descalzos
en fructíferos caminares.
Ilusiones promotoras
de placida realidad.
Palabras escuchadas
por avidez de aprendizaje,
renovado impulso
en pos de nuevos anhelos.
En este galimatías
de opuestos sentimientos,
y sin apenas fruslerías
que me adornen.
En mitad del camino
de la nada a lo poco,
el espejo me devuelve
una mirada
que sigue buscando.
Y mis pies,
me empujan
a seguir caminando.
Benet da silva 18 de octubre del 2018
Qué es que
Abrió los ojos, beso la cabeza que reposaba sobre su pecho y
comenzó a acariciarla, notó su corazón latir al ritmo de cada caricia y en sus
labios se dibujó una sonrisa. Y se
preguntó: «¿será la felicidad lo que ahora
siento …?
Llegó el amanecer y con los primeros rayos de sol, despertó y al mirar a
su alrededor y ver su cama vacía, sus labios sintieron el sabor amargo de una lágrima
y pensó: «sin duda la tristeza es esto», al comprobar que la escena anterior,
tan solo había sido un viaje al mundo de los sueños.
Benet da silva 06 de marzo 2024
TODO IGUAL SEGUIRÁ
Tus ojos en negra
oscuridad,
olvidaron ya el
sabor del sol.
En alevosa
necesidad
arrancas postigos
de ventanas antaño
cerradas.
Dejas entrar la
luz,
te ciega, te
aturde,
aun así, se
levantan tus parpados
con desafiante
necesidad.
Abres puertas de
par en par,
forzando
cerraduras ya oxidadas.
Para sentir en tu
rostro
ráfagas de aire
fresco.
Sopla el viento,
silbando en
susurros.
Tomas uno de ellos
asiendo sus crines
con fuerza,
galopas hacia un
regreso
de reiniciante
necesidad.
Hallas rincones,
allá donde
tus pasos te
llevaron
sin siquiera, el
propósito de ir.
Exploras nuevas
manos,
cuál fuente de
agua fresca.
Y cuando la sed,
se torna en
inquietud.
Surgen manos
abiertas
donde saciarla.
Con nuevas,
pero, reconocibles
aguas.
Y te hablan con
palabras no escuchadas,
pero antes oídas.
Son manos
invisibles
que sientes como
amigas,
en su distante
cercanía.
Abres los ojos,
encuentras nuevos rayos de luz.
Luz añorada
en su desemejante
semejanza,
a la cual un día
abandonaste.
Luz lejana que te
abraza,
esclareciendo tu
mirada
desde su distante
proximidad.
Galopas en el
viento,
te fundes en su
susurro,
con palabras no
dichas,
aunque, en su
silencio, percibidas.
Murmuro que
intuyes escuchado,
en su silencioso
clamar.
Desde la invisible
visibilidad,
que da la
intuición.
Y regresas al
punto de partida
donde se unen en
tu bagaje;
nuevas y antiguas
manos,
viejos susurros,
se unen a otros que llegan
de rincones no
vistos.
Y al reiniciar tu
camino
sabes que,
en esta miscelánea
de sensaciones;
aunque todo
cambiara,
todo igual
seguirá.
Benet da Silva 04
de marzo 2024
SABER
LA DANZA
Cuando…
las palabras, la frontera de los ojos, traspasan,
en los oídos resuenan los gestos
y las miradas chocan
la sinergia se hace presente.
No sabes por qué,
el son que las miradas cantan
al unísono lo bailan
cuerpo y emoción aliados.
Tus pensamientos
se unen a la razón,
hemisferio derecho e izquierdo
debaten en el cerebro,
de esa danza buscan la causa,
pero fue el corazón, quien
el motivo pronunció:
ella me hace vibrar.
Benet da silva 01 de marzo de 2024
PUNTO DE INFLEXIÓN Laura continuaba con su nueva vida, la cual comenzó aquella noche cuando se cruzó con la imagen que reflejaba de ella, ...
RETAZOS
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Cata de vinos 25/04/2014 413039338969015.1073741831.1375208852752064&type=3
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Hoy por el blog crónicas gourmet me entero de una novedosa, al menos para mi lo es, forma de cocinar alimentos sobre bloques de sal...