Diálogos desde la absurdez
Aburrido andaba el
relativismo, uniose a la inconsciencia y ambos buscaron a la incoherencia.
Decianse…:
—No tengo
tiempo de pensar, solo actúo o hablo. Si los otros se lo toman a mal, no tengo
la culpa — manifestó la inconsciencia.
A
continuación, la incoherencia dijo:
—Pues
yo no tengo responsabilidad alguna, todo depende de lo que los demás interpreten.
Y
después el relativismo aportó su peculiar opinión
—Todo
es relativo…
Dio la casualidad de que el
escepticismo paseaba cerca de ellos, se detuvo y expresó su “modus vivendi”
—Dudo
que eso sea como vosotros decís, tendréis que demostrarlo.
La conciencia los observaba
en silencio y dejándolos hablar. Ninguno de ellos percibió su presencia hasta
que esta habló:
—a
ninguno la razón os falta, pero a posteriori habrá que atenerse a las consecuencias
Y colorín colorado, este
absurdo escrito se ha terminado… O quizás no
o tal vez sí…, es posible que ni lo pensara, así
que… interprétenlo como más les guste, ya que todo está condicionado a su estado de ánimo
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