RÉQUIEM


Réquiem II

Suenan campanas,
plañen el óbito
de libertades,
se percibe el tintineo
de frías cadenas.

Una vez más,
vuelves a reincidir;
rompes sueños e ilusiones.
escarneces corazones,
con saña y perfidia.
Amordazas voces,
voces que piden,
tan solo;
libertad y esperanza.
Desdeñas las ansias
de volar,
desprecias la añoranza
de libertad.

De aquellos que,
una vez,
soñamos,
creímos,
y extendimos
las alas
hacia el futuro.

Con el ardor
que da,
la inocente
adolescencia.

Hoy, ya que blanquean
nuestras sienes,
te vemos;
Ondear, bamboleada por los vientos,
mostrando tu ensangrentado lienzo.
Frágil, en tu mediocre despotismo,
tan dedil, que,
ni siquiera una brisa
eres capaz de resistir.

Tan quebradiza,
que tan solo puedes
dividir, con tal de sobrevivir.

LA TRISTE FABULA DE UNA GRANJA QUE QUISO SER UN PAIS

Andaba yo tumbado, intentando dormir, aunque de vez en cuando levantaba la cabeza, con tanta diligencia que simulaba estar en alerta.
El ruido era atronador – Lo normal – pensé. Alcé la mirada y pude ver un grupito de animales, que parecían cuchichear. − ¡Uff! Peligro – En el estaban:
El cerdo Tinbo, el doberman Naraz, el gato Ramírez y la vieja gallina Esperanza.
Sabía que aquella reunión no aportaría nada bueno, y me acerque con el fin de escucharles.
En aquel instante hablaba Tinbo, que parecía ser el propulsor de aquella reunión.
Tenéis que conseguirme mas lodazal, para que quieren los potros o las vacas, esos prados tan verdes? aunque ya tengo, quiero mas barro.
No te preocupes, obligaremos a los burros a trasladar parte del barro, para que tú te ocupes de ir acaparando terreno, si no obedecen mandaré a mis compinches que tienen largos y afilados argumentos.─ Contestó Naraz.
Y además todos deben aprender a cacarear, para que entiendan bien las normas que pongamos.─ Añadió Esperanza.
No pude soportarlo más.
¿De que habláis?
¡Estos, que se han empeñado en hacer un país, de este “guirigay”! ─ Fue la respuesta de Ramírez.
No seas hipócrita, tu has sido el promotor ─ le reprendió tinbo.
¿yo? no es verdad, solo os he dicho unas cuantas cosillas de los otros animales y vosotros habéis organizado esto.
Como de costumbre Ramírez, incitó el malestar y después se escondió. Tuve que hablar, aquello iba demasiado lejos.
Pero que os creéis, ¿y vosotros nos llamáis ilusos a algunos? no os dais cuenta de que cada animal es diferente al otro, tiene su lenguaje, sus costumbres, su función dentro de la granja, ¿como vais a lograr que todos sean iguales?
Esta todo pensado. Esperanza y su pléyade de gallinas harán tanto ruido que los demás no podrán pensar, Tinbo ira acaparando terreno y donde no lleguen ellos intervendremos los doberman, disponemos de ciertos métodos de convicción, las ovejas obedecerán, no tienen iniciativa, las vacas se conformaran con solo unas briznas de hierba, ni siquiera hará falta que sea fresca. Ramírez será el encargado de la propaganda, de crear divergencias y si es necesario inventar ciertas mentirijillas.

Tristemente y sin duda, lo tenían todo planeado.https://www.youtube.com/watch?v=XkwkdYJFOzs&pbjreload=10
Resignación hija, resignación. o mejor dicho el origen.

Aquella noche el como de costumbre invadió la casa con sus gritos y malos modos. Se sentó en una silla junto a la mesa y estuvo casi media hora lanzando improperios, allí sentado tambaleándose debido como no, a esas copillas como el las llamaba.
─ Ponme la cena.─  dijo de pronto.
─ No tengo nada que cocinar.
─ ¿ya te has gastado todo el dinero?, eres una manirrota, seguro que te lo  has gastado comprándole libros a tus hijos.─  Se levantó de la silla, acercándose a ella y cogiéndola del cuello.─ mas te vale que los devuelvas y que esa otra inútil se ponga a servir en la casa del alcalde, siendo pobre  y mujer, es para lo único que servís.
Aquel comentario pareció darle valor y haciendo acopio de todo el que le permitía las circunstancias, le respondió.
─ Mi hija estudiara, no será la criada de nadie y mucho menos la concubina de ese viejo baboso.
─ ¡ja,ja,ja! Además de mujer y pobre, también estúpida y loca.─ ¡plash! ¡plash!─ Esto para que despiertes y aprendas quien manda aquí. ─ tras estas palabras sonaron varios estruendos y lamentos en la habitación.
En la habitación contigua una menuda figura masculina se levanto dirigiéndose al salón, la vio allí sentada en una silla se le notaba  dolorida, asustada y amoratada.
 -¡otra vez la misma escena!- masculló en voz baja si poder contener el reguero que mojó sus mejillas.
Al notar la presencia del niño la mujer se levantó de la silla, adecentó su apariencia lo mejor que pudo y con un porte lo más digno posible se dirigió a otra de las habitaciones, antes de entrar en ella le dijo al niño.
─ Vístete hijo.
Al cabo de unos instantes los tres salieron de la casa y caminaron durante unos minutos hasta llegar al cuartel de la guardia civil, en la puerta nos paró una adusta figura que asustaba.
─ ¡Alto, donde vais!
─ Buenos días, quiero poner una denuncia por maltrato ─ Contestó ella
─ ¿Cómo dices?, ¿pero que te crees, que aquí estamos para perder el tiempo con esas tonterías?
─ Fíjese lo que me ha hecho mi marido ─ objetó la mujer
─ Motivos le habrás dado, anda vete a tu casa, pídele perdón, pórtate bien y veras como ya no lo vuelve a hacer.
Apretó las manos de ambos niños y fruncía el ceño, intentando contenerse. Giró sobre si misma y tiró de sus hijos, iba callada, sus ojos colorados y húmedos, mientras en su cabeza giraba y giraba la misma pregunta, sobre aquella fría estatua de piedra que estaba en la puerta del cuartel.
─ ¿Es que no tiene corazón, acaso el ridículo sombrero que lleva, es del mismo color que su alma?
Tras unos minutos andando, llegaron a la puerta de la parroquia, la rodeamos hasta ver una puerta de color verde, tocó varias veces el timbre, se abrió la puerta y surgió tras ella una figura casi idéntica a la anterior, tan solo las diferenciaba el uniforme, esta  llevaba una sotana negra como el tizón y en el cuello se podía ver un pequeño cuadrado blanco, seguramente sería lo único blanco que tendría en todo su conjunto.
─ Buenos días ─ saludó mi madre.
─ Buenos días, hija. ¿En qué puedo ayudarte?
─ Necesito refugio, mi marido me ha dado otra paliza y quiere vender a mi hija al alcalde.
─ Tranquilízate, hija tranquilízate y cuéntame, seguro que no es para tanto.
Mi madre le contó lo ocurrido la noche anterior.
─ Hija mía, si piensas un poco él tiene sus motivos, la ley de dios lo dice bien claro, cuando una mujer se casa debe obedecer a su dueño. Y si él no quiere que tu hija estudie es por su bien, los libros cuestan dinero, no enseñan nada de lo que una mujer de bien debe saber y ese dinero que el gana os hace falta para comer. Además exageras al decir que quiere vender a tu hija, tan solo quiere que le ayude a la Sra Alcaldesa y aprenda las labores del hogar, incluso sé que el alcalde  es un buen católico y seguramente que alguna limosna aportara a vuestra economía.
A cada silaba de aquel personaje la mujer se iba desinflando, se veía hundirse en la resignación. No obstante en un último intento de lucha, insistió.
─ Pero el dinero se lo gasta él, en la taberna y en la casa de Matilde.
─ Resignación, hija resignación, Además, ¿tu cumples con tus obligaciones maritales? un hombre necesita un desahogo de vez en cuando. Mira vamos a hacer lo siguiente, vuelve a tu casa, demuéstrale que estás arrepentida y yo trataré de hablar con el, para que no sea tan duro contigo. Pero ante todo debes comprender que es tu dueño y le debes obediencia.
Completamente derrotada, se levantó dirigiéndose hacia la puerta y con la mano hizo un gesto para que los niños la siguieran.
Volvieron a la casa desde donde salieron algunas horas antes, aquel día  transcurrido plácidamente, ya que hasta bien entrada la tarde no volvió a aparecer aquella figura tambaleante que les hacia estremecerse.
Una vez dentro miro a la mujer miro a lamujer con una sonrisa irónica como de triunfo, se dirigió al niño, diciéndolé.
─ Hijo, espero que hoy hayas aprendido la lección de cómo se debe tratar a las mujeres, la ley de dios y la de los hombres nos lo dictan.
Después se dirigió a la mujer.

─ Y tu haber si haces caso de lo que te ha dicho el cura de una vez, si no tendré que volver a castigarte.

PUNTO DE INFLEXIÓN   Laura continuaba con su nueva vida, la cual comenzó aquella noche cuando se cruzó con la imagen que reflejaba de ella, ...

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