Bromitas a mí…
Ninguno de los allí presentes notó que había un cocodrilo sobre
la mesa del comedor. En cambio, Juan se divertía mientras observaba las miradas
interrogantes entre ellos. Les sorprendió aquella invitación.
—Ha sido una pena la muerte del
joven cocodrilo —dijo uno de ellos.
—Según el parte del veterinario
falleció por causa desconocida —contestó Juan, después, preguntó —¿Qué pasó con
el cuerpo? No sé nada de él.
Juan notó la sorpresa que les causó
aquella pregunta y tuvo que esforzarse para contener su risa, conocía el motivo
de dicha reacción. Ellos intentando gastarle una broma, lo dejaron encima de la
mesa de su despacho.
—Dejemos a un lado el trabajo —propuso.
—La caldereta está espectacular,
el pollo está muy sabroso —comentó uno de los invitados.
—No es pollo, es de pescado, diría
que rape o congrio —replicó otro.
—Es una carne especial, alguien la
dejó encima de la mesa de mi despacho.
La palidez en los rostros fue
unánime…
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