CUPIDO TAMBIÉN VIAJA EN TREN

El traqueteo del tren y el cansancio acumulado cerraron sus ojos. El chirrío de la puerta del compartimento le despertó, entreabrió los ojos y pudo ver a dos muchachas jóvenes que pretendían entrar.

―Buenas noches ―dijeron casi al unísono.

―Buenas Noches ―respondió él.

Observó que una de ellas tenía cierta dificultad para subir a la repisa una de sus maletas y se incorporó con la intención de ayudarle. Cuando se dispuso a cogerla, ella le espetó: 

― ¿Te he pedido ayuda?

Ante aquella reacción, solo pudo levantar los brazos y balbucear:

―Perdón, solo pretendía ayudarte.

No fue el único encontronazo entre los dos jóvenes. Ambos pensaron que no volverían a verse y no le dieron mayor importancia.

Hoy, en su quincuagésimo aniversario, entre risas, rememoran aquella noche en el expreso “Estrella Gribalfaro”.

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