pasaron… llegará… Llegó

Por la alborotadora primavera

a través de libros caminé,

en aguas bravas

brazadas sin sentido.

 Transitando el cálido verano,

bailé con la excitante Alyssa

e inciertos senderos leí.

 Ahora en el otoño,

cuando el invierno se aproxima.

Con paso lento y aun la mirada de un niño

por el camino que las hojas caídas abonan

en busca de apaciguados estanques.

 En ese último recorrido, quizás:

las palabras me abandonen,

las brazadas tengan sentido,

pero me arrastren las olas.

Tal vez, Alyssa me seduzca.

Aun así, en el bagaje acumulado

hallo razones para decir: ¡VIVÍ!


Benet da Silva 15 de enero de 2022

 


Ironías tiene la vida

Por fin había atrapado al Robín Hood virtual, un delincuente informático que se había convertido en una leyenda urbana. Según los rumores, lo que obtenía con sus estafas solía repartirlo a familias necesitadas. Ahora disfrutaba de su triunfo, mientras daba cuenta de unas crujientes patatas fritas y una cerveza, Sin embargo, lo más sorprendente del caso, fue descubrir que el susodicho era apenas un adolescente.

Algunos años después…

Tras varias denuncias, todas ellas con un delito y “modus operandi”, idénticos. La investigación fue encomendada a uno de los detectives con más experiencia al que le asignaron un antiguo hacker como asesor civil. «¿Un friki para guiarme?, menuda sandez», pensó el detective al salir del despacho del comisario jefe.  

Sin embargo, en el suyo, le esperaba una mayúscula sorpresa.

—Detective, es un placer volver a verle escuchó al entrar.

Dirigió su mirada hacia la persona que le saludaba, tan solo pudo balbucear:

—¿Tú?

—Cinco años después nos volvemos a encontrar. Pero Ironías de la vida, esta vez estaremos en el mismo bando. 

 

 

 

 



El donante

Su pareja aceptó la proposición. No sabía la razón, pero intuía que en aquel viaje, conseguiría el propósito común.  

Programó el viaje a Fuerteventura, asistiría al festival de teatro; ver sus famosos desfiles de papahuevos y agenciarse algunas fruslerías. Su objetivo principal, lo dejaría en manos del azar.

La primera tarde, mientras contemplaba un divertido pasacalle, se detuvo uno de los cabezudos justo delante de ella, se cruzaron una mirada y una sonrisa. Por la noche, entretanto disfrutaba del típico licor destilado, se le acercó un joven. Reconoció al instante aquella penetrante mirada, sonrió invitándole a sentarse. Los días posteriores, fueron una exhibición de las dotes seductoras del isleño, incluso le recitó algún verso, demostrando ser un adiestrado galán. Ella se dejaba llevar, quería cerciorarse de que era el donante de esperma adecuado.

Dos meses más tarde al comprobar que iban a ser madres y que nada podría emponzoñar su relación, las dos se abrazaron. El azar y aquel desconocido cumplieron su cometido.

 

 

 

 

   

 

 

 

 

  

 


Una catástrofe anunciada

Buscó en el periódico las páginas de sociedad. En la primera, un gran titular: ¡¡Fiasco total!!. Debajo de este, un párrafo: «Se armó una catástrofe de tal magnitud que…». No pudo continuar leyendo.

Apostó por ellos y su proyecto, sin duda era su oportunidad. Alternó los últimos días en su actual empresa, con el diseño de su nuevo “laboratorio” e hizo un detallado informe de las necesidades de recursos técnicos y humanos.

El día que se incorporó de forma definitiva, se enfrentó a la cruda realidad; su espacio de trabajo, en nada se asemejaba al planificado; los medios técnicos y humanos, reducidos al mínimo. Ante esta perspectiva, priorizó los preparativos de la inauguración del restaurante. Una nueva sorpresa le esperaba; la mañana de dicho evento, le comunicaron que, debido a compromisos ineludibles de la propiedad, los comensales habían aumentado de manera considerable. La tormenta perfecta, oscurecía el devenir...

Aquella noche de camino a su casa, la impotencia nublaba su vista.



PUNTO DE INFLEXIÓN   Laura continuaba con su nueva vida, la cual comenzó aquella noche cuando se cruzó con la imagen que reflejaba de ella, ...

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