Una catástrofe anunciada
Buscó en el periódico las páginas de sociedad.
En la primera, un gran titular: ¡¡Fiasco total!!. Debajo de este, un párrafo: «Se armó una
catástrofe de tal magnitud que…». No pudo continuar leyendo.
Apostó por ellos y su proyecto, sin duda era su
oportunidad. Alternó los últimos días en su actual empresa, con el diseño de su
nuevo “laboratorio” e hizo un detallado informe de las necesidades de recursos
técnicos y humanos.
El día que se incorporó de forma definitiva, se
enfrentó a la cruda realidad; su espacio de trabajo, en nada se asemejaba al
planificado; los medios técnicos y humanos, reducidos al mínimo. Ante esta
perspectiva, priorizó los preparativos de la inauguración del restaurante. Una
nueva sorpresa le esperaba; la mañana de dicho evento, le comunicaron que,
debido a compromisos ineludibles de la propiedad, los comensales habían
aumentado de manera considerable. La tormenta perfecta, oscurecía el devenir...
Aquella noche de camino a su casa, la impotencia
nublaba su vista.
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