INVERSA METAMORFOSIS

La elegancia al vestir de aquel títere contrastaba con la ordinariez de su conciencia. Reinterpretaba una y otra vez el papel de plañidera, pretendiendo ser mariposa, cuando era una simple polilla. Asistía a cada entierro con su portapapeles y su abstracta moralidad.

Cuando los familiares emprendían el camino a la misa previa, ella y su cómplice, desvalijaban al difunto, como acto final de su actuación.


 

Húmedos sueños

La noche había sido muy larga y aunque no recordaba el instante en el cual le venció el sueño, sí recordó, al despertar con una fría sensación de humedad en su cuerpo, las pesadillas provocadas por la fotografía que debía inspirarle. En ellas, se veía en medio de la tormenta representada en el cuadro, el oleaje lo arrastraba hasta caer al abismo junto a una cascada.

Justo antes de abrir los ojos escucho unas carcajadas y sintió de forma más intensa el pijama y las sábanas mojadas. Hecho que le obligo a incorporarse para abandonar la cama y buscar el motivo de aquella situación. Al hacerlo y girar su cuerpo para levantarse de nuevo sonaron las carcajadas, miró hacia donde procedían y un gesto de rabia se asomó a su rostro, al ver a su hermano pequeño con una jarra de cristal vacía en sus manos.

 

 
CÓMPLICES DE CUPIDO
 El día había transcurrido en un carrusel de charlas, risas a raudales y alguna conversación trascendente sobre varios y dispares temas. Daba la sensación de que querían recolectar pensamientos del otro y con ellos formar una guirnalda a su alrededor, una especie de lazo que los uniera, sin atarlos.
La música que componía el oleaje en plena bajamar, el atardecer que asomaba en el horizonte y algún leve roce de sus cuerpos se prestaron, cual cómplices, a desencadenar una cascada de emociones en los pensamientos de ambos.
Él comenzó a desesperar con su timidez, que no le permitía dejar salir su faceta traviesa y, cual forajido, robarle un beso. Ella hizo un comentario sobre el deleite que le provocaba contemplar el crepúsculo, se miraron fijamente y sus labios se fundieron en un largo y apasionado beso. Un instante después, el jadear de ambos rompía el silencio de la noche.


 CUPIDO TAMBIÉN VIAJA EN TREN

El traqueteo del tren y el cansancio acumulado cerraron sus ojos. El chirrío de la puerta del compartimento le despertó, entreabrió los ojos y pudo ver a dos muchachas jóvenes que pretendían entrar.

―Buenas noches ―dijeron casi al unísono.

―Buenas Noches ―respondió él.

Observó que una de ellas tenía cierta dificultad para subir a la repisa una de sus maletas y se incorporó con la intención de ayudarle. Cuando se dispuso a cogerla, ella le espetó: 

― ¿Te he pedido ayuda?

Ante aquella reacción, solo pudo levantar los brazos y balbucear:

―Perdón, solo pretendía ayudarte.

No fue el único encontronazo entre los dos jóvenes. Ambos pensaron que no volverían a verse y no le dieron mayor importancia.

Hoy, en su quincuagésimo aniversario, entre risas, rememoran aquella noche en el expreso “Estrella Gribalfaro”.

PUNTO DE INFLEXIÓN   Laura continuaba con su nueva vida, la cual comenzó aquella noche cuando se cruzó con la imagen que reflejaba de ella, ...

RETAZOS