EN EL JARDIN

En mitad de la vereda,
de pie, mirando al horizonte,
desnudo ante mí,
Dejando que el sol
bañara mi piel.

Rompiendo mi soledad
la brisa del mar.
abriendo mis ojos
al perfume de la vida.
allí, justamente allí
en el jardín de la vida
y en pie, me vi.

Miscelánea de flores
En sus orillas,
de colores
una sinfonía sin fin
entonaban.
Rojos de pasión
con fragancia de amor.
Amarillos que
anunciaban
un posible adiós.
Delicados violetas
hacían intuir
verdades por venir.
Blancos deslumbrantes
de sonrisas sin descubrir.
Verdes insinuantes
maquillaban esperanzas.
Serenos azules
del alma alentadores.
También, algunos grises
en el horizonte, amenazaban
turbadores.

No se, si un sueño fue.
no se, si por un momento, divagué.
pero ante mí
En el jardín de la vida.
seguía la vereda.
Y allí, justamente allí,
al final de lo caminado
y en el principio
de lo no andado.

¡Comprendí!
¡QUE VIVIR
ES SEGUIR...!

Benito da silva 22 de abril de 2010


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