DOS SENTENCIAS Y UN DIPLOMA

Todos a su alrededor le repetían lo hermosa que estaba vestida de novia y que ese día seria uno de los más felices de su vida. En cambio, para ella era el primero de una larga condena y aquel blanco vestido, le producía la misma sensación, que el uniforme carcelario a un reo.

Pasados unos años después de firmar su divorcio, fue hasta casa de sus padres y mostrándoles la sentencia de este, sonriendo dijo:

—Mi único delito fue nacer mujer, por ello vosotros me condenasteis, ahora la vida me ha indultado.

Seis años más tarde, mientras recibía del rector de la universidad su diploma, pensó; ¨Este si es uno de los días más feliz de mi vida¨.

Una vez finalizado el protocolo se dirigió hacia donde le esperaban sus familiares. Cuando llego a la altura de su padre, lo desafió con la mirada y le espetó:

—Papa, ya no soy una mujer como dios manda, pero sí feliz.

 


EN EL JARDÍN

 En mitad de la vereda,

de pie, mirando al horizonte.

Desnudo ante mí,

dejando que el sol

bañe mi piel.

Rompiendo mi soledad,

la brisa del mar.

Abriendo mis ojos

al perfume de la vida.

Aquí, justamente aquí,

en el jardín de la vida,

erguido aún estoy.

Una miscelánea de flores

en las orillas entonaba,

su sinfonía de colores sin fin.

Rojos de pasión

con fragancia de amor.

Amarillos,

anunciando un adiós no esperado.

Delicados violetas,

verdades, me hacen intuir.

Blancos deslumbrantes

de sonrisas sin descubrir.

Insinuantes verdes,

esperanzas maquillan.

Serenos azules

del alma, alentadores.

Amenazan también,

  grises, en el horizonte

No sé,

sí un sueño fue,

o sí tal vez divagué.

Pero vi que,

en el jardín de la vida,

la vereda continua.

 Y aquí, justamente aquí,

al final de lo caminado

y en el principio

de lo no andado.

¡Comprendo!

QUE VIVIR

¡ES SEGUIR...!

 
Benet da silva 09 de junio de 2021 


CAUSA-EFECTO


Amanecía y, ante la imposibilidad de coger el sueño, fue hasta la cocina, se preparó un café y tomó asiento. Pasados unos minutos cogió su teléfono y, tras consultar en Google, marcó un número.

Sus pensamientos eran, de nuevo, un Carrusel, nunca entendió el porqué de su impulsividad y el sempiterno vacío que sentía en su interior. Además, la pesadilla que durante la noche le robó el sueño... En ella se miraba al espejo. Detrás de ella, la austera imagen de su padre, su cabeza enjaulada, sus labios intentaban hablar y, aunque los barrotes eran de oro, o quizás por eso mismo, no permitían que su voz los traspasara.

Varias semanas después, una mañana entró en el despacho de su padre. Ante la sorpresa de este, se sentó, lo saludó y dijo:

Papá, me han diagnosticado TLP. Para iniciar mi recuperación necesito oír de ti un te quiero y que me des ese abrazo que jamás me diste.




RECONSTRUCCIÓN 

Observó a través de la ventana, aquel enorme edificio del que, tan solo quedaba fachada y esqueleto. Había apostado todo y a ciegas en aquella reconstrucción, conforme avanzaban los días su confianza en conseguirlo mermaba. Después de varios minutos se parto de la cristalera y se asomó al espejo, llevaba meses sin hacerlo, este le devolvió una tétrica imagen, compuesta de piel y esqueleto, ¨igual que el edificio¨, pensó.  

La mañana siguiente se dirigió a una floristería, compró once rosas amarillas y solicitó el envío a domicilio, después escribió una nota;

¨Dicen que las rosas amarillas anuncian un adiós, estas once representan los meses que he tardado en aceptar que nunca construiríamos nada solido y el tiempo que tardare en olvidarte, la única duda es; si serán meses o años¨.

Se la entregó al dependiente y se encamino a la salida mientras pensaba; ¨Hoy comienza mi reconstrucción¨.



PUNTO DE INFLEXIÓN   Laura continuaba con su nueva vida, la cual comenzó aquella noche cuando se cruzó con la imagen que reflejaba de ella, ...

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