Sueños letales
Un día más trotó hasta el viejo molino, se tumbó en el suelo,
cerró los ojos y se dejó vencer por el sueño. Repentinamente sintió una respiración que no era la suya y tras escuchar
un suave relincho, abrió los ojos. A su lado un extraño caballo con alas le
miraba con ternura.
—¿Quién eres tú? —
Preguntó sobresaltado.
—Soy Rocinante, tu alter ego en sueños —después añadió —:¿Qué haces
dormido a pies de este gigante? En cualquier momento te puede atacar.
Mientras tanto a
cierta distancia el dueño de la granja a la que pertenecía nuestro
protagonista, se quejaba un día más de la escapada de uno de sus caballos.
Aunque sabía dónde encontrarlo, empezaba a estar cansado de sus fugas. Se
dirigió hasta el viejo molino en su busca, pero al llegar contempló una
dantesca escena; las paredes manchadas de sangre, en las aspas y esparcidos
pedazos de lo que fue un hermoso caballo blanco.
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