PRINCIPIO DEL FIN
Cuatro años más tarde y tras más de dos sin apenas aparecer, Dolores visitó de forma inesperada a su tía. El encuentro resultó desagradable para Soledad, Dolores venía en busca de su hija y, a pesar de casi haber suplicado que no se la llevara, su sobrina no cedió.—Laura es mi hija, sabías que tarde o temprano me la llevaría.
Soledad iba a replicar, pero escucharon el sonido de la puerta y unos segundos después entró en el salón una especie de torbellino que se lanzó al cuello de Soledad; era la pequeña Laura. La menor la abrazó y besó varias veces.
—¿Sabes qué me ha dicho hoy la señorita? —dijo con una sonrisa.
Frente a ellas, Dolores observaba la escena con desdén.
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